Hoy
vino a nuestra aula una chica llamada Araceli, hermana de nuestro profesor de
Fundamentos Psicológicos para las necesidades educativas en la infancia. Ella,
nos contó cómo había sido y sigue siendo su vida, desde que su familia se diera
cuenta que tenía una discapacidad auditiva. Gracias a ella, nos quedó claro que
el hecho de ser sordo no te impide hacer cosas, que son personas iguales a los
demás, lo único que no pueden oír.
Ha
sido una clase muy interesante, en la que hemos podido entender mejor las
barreras y dificultades que puede tener una persona con discapacidad auditiva,
tanto en su familia, escuela como en la sociedad en general. Esta, comenzó con
una diapositiva en la que decía: “no me considero minusválida. Una persona es
discapacitada cuando es incapaz de superarlo” (Hellen Keller).
En
1910, se forma la 1ª Asociación de personas sordas en España. Las federaciones
formadas a partir de las asociaciones que hay en España, han conseguido que los
niños puedan recibir una educación equitativa. Esta chica, además de darle
mucha importancia a esta asociación, también le dio mucha importancia al apoyo
familiar que tuvo y que se ubicó en la sociedad como persona gracias al
aprendizaje de LSE, pues sus padres le proporcionaron una enseñanza oralista
basada únicamente en hablar, pero a la hora de enfrentarse a la sociedad o en
el colegio se perdía, pues no podía seguir las conversaciones de los demás. Fue
a partir de ahí cuando comenzó a comunicarse en LSE, con la ayuda de
asociaciones para personas sordas.
Una
de las cosas que más nos llamó la atención, es que el término “sordomudo” es
erróneo y antiguo, pues las personas que eran sordas no tenían los medios
suficientes para poder adquirir el habla. Esta chica, nos ha explicado que la
LSE es un idioma como puede ser el inglés o el francés y que es la lengua
natural de todos los sordos aunque cada País tiene una lengua de signos
diferente. La Comunidad de sordos, tiene sus propios objetivos, ideas, valores,
tradiciones, costumbres y reglas de conductas.
Cada
persona tiene un signo, de esta manera, en vez de deletrear su nombre, con un
solo signo puede dar su nombre propio. Además, es interesante saber que no
todas las palabras tienen un signo asignado.
Para
finalizar, le damos desde aquí las gracias a Araceli, por habernos acercado al
conocimiento de esta lengua tan interesante y a nuestro profesor de Fundamentos
Psicológicos de las Necesidades Educativas en la Infancia, Fico, por haber
hecho posible junto a su hermana una clase tan amena e interesante.
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